sábado, 25 de septiembre de 2010

La actitud positiva frente a las crisis

Los momentos de crisis no son ajenos a ninguno de nosotros. De hecho es algo normal que se den en nuestras vidas. Dichas situaciones se caracterizan por ser cambios inesperados, traumáticos en muchas ocasiones, y suelen llegar a paralizar tu vida al instante y hacerte reflexionar sobre tus prioridades, sobre tu situación actual, los pasos que has dado hasta llegar ahí y lo que podrías cambiar para que no volviese a suceder. Las mismas ponen a prueba a los gobiernos, las economías, las personas puesto que requieren de un cambio, generalmente de actitud, para superarlas. Surge la siguiente reflexión ¿Puede la actitud positiva ayudar a superar la crisis?

Durante esos periodos de crisis se comienza a buscar las fortalezas de uno y lo imprescindible para poder superar el momento de incertidumbre. La fuerza de voluntad, paciencia, resistencia y, por supuesto, la actitud positiva, son valores fundamentales para enfrentarte a ese reto, y salir victorioso del mismo. “Donde hay optimismo no hay desaliento. Donde hay visión de triunfo no hay derrotas; y donde hay voluntad y fe en lo propuesto, no hay imposibles para la victoria.”

Es interesante recordar que en el lenguaje chino se utiliza el mismo ideograma para representar tanto el concepto de crisis como el de oportunidad, lo que conlleva a pensar que en toda crisis hay una oportunidad.

En dichas situaciones es preciso saber adaptarse y aprender a identificar cuáles son las oportunidades que se tienen en la mano para proceder proactivamente; poder sobrellevar y sobrepasar esta situación. La diferencia radica en nuestra actitud y en la manera que tenemos de afrontar los cambios.

Por tanto, respondiendo a la pregunta anterior, la actitud positiva, al igual que el resto de valores mencionados, nos ayudarán a superar cualquier crisis. Puesto que somos responsables de nuestra actitud, de nuestra forma de actuar y sentir, está en nuestra mano el superar dicha crisis.

viernes, 17 de septiembre de 2010

El juego interior

¿Os habéis preguntado en alguna ocasión (deportes, trabajo, estudios) por qué no rendís al máximo o porqué no conseguís los resultados deseados después de haber preparado de forma exhaustiva una lección o un ejercicio? Lamentablemente, es muy normal que seamos nosotros mismos los que nos pongamos nuestras propias limitaciones.
 
Se podría decir que, en cualquier actividad que realizamos participan dos actores, llamémosles “el narrador” y “el ejecutor”. El primero, se encarga de describir y valorar las acciones, añadiendo cualidades positivas o negativas a las mismas. El segundo, se encarga simplemente de actuar. Los juicios que realiza el primero, bien sean negativos o positivos, afectan al segundo, a su desarrollo y su ejecución natural de la acción.
 
Los juicios negativos predisponen y tienden a convertirse en realidad, convirtiéndose de forma inconsciente en expectativas incrustadas en la persona e incluso en convicciones definitivas sobre la misma. Se trata de una especie de “proceso hipnótico”.
 
Los juicios positivos, lo contrario de lo que podría parecer, pueden resultar ser juicios negativos “camuflados” (por ejemplo, “que bien lo estás haciendo” significaría “ahora no te puedes permitir fallar”) generando exigencias (buscando aprobaciones, eludiendo desaprobaciones) que acaban generando tensión, distracción y pérdida de control de la acción.
 
Por tanto, para realizar la acción de la forma más perfecta, teniendo en cuenta que toda acción forma parte de un proceso natural de desarrollo, es necesario abandonar el hábito de corregir los defectos y simplemente actuar sin juzgar. Una mente libre de juicios, una mente en calma y en silencio, centrada en el aquí y ahora, formando una perfecta unidad entre la acción ejecutada y su ejecutor.

El máximo rendimiento requiere una desaceleración mental, es decir, menos pensamientos, menos cálculos, menos juicios, menos preocupaciones, menos miedos, menos expectativas, menos intentos por esforzarse, menos lamentaciones, menos controles, menos nervios, menos distracciones.

Seguramente en algunos momentos en los que realizabais alguna actividad habéis sentido  momentos placenteros, en los que se siente que se rinde al 100%, libre de bloqueos, inhibiciones, duda, controles, recelos, libre de deseos, ambiciones y exigencias. Es en esos momentos cuando la acción se está ejecutando tal cual es.
 
Debemos, por tanto, desarrollar la conciencia libre de juicio. Cuando consigamos desaprender nuestra tendencia a juzgar, descubriremos, generalmente con cierta sorpresa, que los resultados son mejores y se disfruta más del proceso de alcanzarlos.
 
 “El hombre es un animal pensante pero sus grandes obras han sido realizadas cuando él no estaba calculando ni pensando. Hay que recuperar una cierta inocencia infantil”

viernes, 10 de septiembre de 2010

El arte de la estrategia

El Go es un juego de mesa estratégico para dos jugadores, destacado por ser rico en complejas estrategias a pesar de sus simples reglas. El mismo se originó en China hace más de 2.500 años y, aunque es muy popular en Asia Oriental, ha ganado cierta popularidad en otras partes del mundo llegando a utilizarse en algunos países como parte de programas de preparación de Directivos.

En el juego participan dos jugadores que alternativamente colocan piedras blancas y negras sobre las intersecciones libres de una cuadrícula de 19x19 líneas. El objetivo del juego es controlar una porción más grande del tablero que el oponente.
 
Ubicar piedras juntas ayuda a protegerlas entre sí y evitar ser capturadas. Por otro lado, colocarlas separadas hace que se tenga influencia sobre una mayor porción del tablero. Parte de la dificultad estratégica del juego surge a la hora de encontrar un equilibrio entre estas dos alternativas. Los jugadores luchan tanto de manera ofensiva como defensiva y deben elegir entre tácticas de urgencia y planes a largo plazo más estratégicos. 
 
Tuve la oportunidad de conocer este juego este año gracias a un compañero de trabajo y realmente me ha sorprendido su aplicabilidad a muchas facetas, tanto en el plano personal como profesional. Respondedme a esta pregunta, ¿Cuántos planes abordaríamos instantáneamente si nos diéramos cuenta de que estábamos evitando un pequeño peligro / riesgo sólo para sumergirnos en uno mayor?
 
Según los antiguos griegos, los Dioses tenían una visión completa del futuro. Veían todo lo que iba a suceder, hasta en sus detalles más complejos. Los hombres, por el contrario, eran vistos como víctimas de su destino, atrapados en el momento y en las emociones, incapaces de ver más allá de los peligros inmediatos. Héroes como Odiseo, capaces de ver más allá del presente y planear con varios pasos de antelación, parecían desafiar el destino, aproximarse a los dioses en su capacidad para determinar el futuro.
 
Hoy en día, sabemos que dichos héroes son simples mortales con inteligencia y capacidad crítica para no creer en el destino y asumir la responsabilidad de dirigir su camino. Cuando se ve con antelación y se planean los movimientos hasta el final a lo largo del mismo uno no se siente ya tentado por la emoción o por el deseo de improvisar y se adquiere esa capacidad para ignorar los peligros y placeres inmediatos, para vencer la tendencia natural humana a reaccionar frente a las cosas cuando suceden, en aras de objetivos que van más allá de la visión inmediata de uno.

La personalidad del juego del GO permite aumentar las habilidades estratégicas superando la visión cortoplacista, prestando atención tanto a las consecuencias de tus acciones como a las pretensiones de tu oponente. El juego en si se convierte en una fuente de inspiración para aplicar los conocimientos adquiridos a todo tipo de situaciones en las que hay comunicación, cooperación o conflicto, es decir a casi todas las interacciones humanas, pudiendo llegar a considerarse como la vida misma.