En los últimos años está aumentando la importancia que se le otorga a la gestión de personas como pieza clave para conseguir los objetivos de negocio con éxito.
Como decía Viktor Frankl en "el hombre en busca de sentido", el hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida.
Como parte de este sentido de vida se encuentra también el sentido y las expectativas que se le otorgan al trabajo, aspecto que las Organizaciones deben tener presente a la hora de gestionar a las personas.
Stephen Covey, en su libro “El 8º hábito”, hace referencia a una encuesta realizada por Harris Poll a 23.000 ocupantes de puestos clave en empresas importantes, que arrojó las siguientes conclusiones.
- Sólo el 37% dice tener una idea precisa de lo que su empresa pretende lograr.
- Uno de cada cinco está entusiasmado con su equipo de trabajo y con las metas de la empresa.
- Sólo la mitad termina la semana satisfecha con el trabajo que hizo.
- Sólo el 15% considera que la empresa les facilita el cumplimiento de sus objetivos.
- Sólo el 15% considera que trabaja en un ambiente de plena confianza.
- Sólo el 17% piensa que su organización impulsa la comunicación abierta y el respeto por las opiniones diferentes, lo que resulta en nuevas y mejores ideas.
- Sólo el 10% piensa que se pide rendición de cuentas a los integrantes de la empresa.
- Sólo el 20% confía totalmente en la empresa para la que trabaja.
- Sólo el 13% expresa tener confianza y relaciones de total colaboración con otros grupos o departamento.
Sobre la base de esas evidencias, Covey dice: “Si los porcentajes anteriores se dieran en un equipo de fútbol, sólo cuatro de los once jugadores sabrían qué portería es la suya, sólo a dos de los once les importaría el resultado del partido; sólo dos sabrían en qué posición juegan y cómo desempeñarla bien, y nueve estarían compitiendo con los de su equipo en lugar de con los del equipo contrario.”
Este estudio refleja la perspectiva de nuestros equipos actuales en las Organizaciones y refleja claramente la necesidad de un cambio. Gran parte de la problemática actual se debe a la dificultad que entraña la gestión de las personas en tanto en cuanto éstas van más allá de ser recursos: piensan, sienten y tienen metas existenciales, aspectos raras veces considerados en la gestión actual.
En los últimos años se está observando el esfuerzo por parte de las Organizaciones de introducir herramientas para evaluar el desempeño. Pero, ¿Realmente forma parte de la medición de nuestro desempeño la gestión de las personas? ¿Cuál es el esfuerzo que le dedicamos a diario de forma proactiva? ¿Comenzamos el día con tareas concretas de gestión de personas (explicar a alguien qué se espera de él o de alguna de sus tareas, tutelar sobre alguna nueva actividad, dedicar tiempo a agradecer los resultados conseguidos, identificar qué motiva o qué aspiraciones tiene cada uno en la Compañía, etc.?
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