La primera referencia al concepto de marca personal la da el experto en Marketing, Tom Peters, en su artículo fundacional “The Brand Called You”. En él apunta la teoría de que todos somos jefes de una empresa llamada “Yo S.L.”. Peters constata que el entorno laboral está cambiando. La lealtad a la empresa pierde puntos: ahora lo que cuenta es que los colaboradores aportemos valor. Definir y demostrar cuáles son nuestros valores personales no es un capricho: es una opción de supervivencia laboral.
En esta misma línea, el experto en management, Peter Drucker, argumenta la importancia de conocer y explotar con ventaja los propios puntos fuertes. Concluye que “gestionarse a uno mismo exige que cada trabajador del conocimiento piense y se comporte como un Consejero delegado”.
Ambos expertos nos hacen ver una nueva tendencia en la cual las personas pasarán a considerarse individualmente empresas de servicios, consultores autónomos aún en el caso de pertenecer a una Compañía. De tal forma que se tienda, no a buscar empleos, sino proyectos. Las carreras ya no van a ser estáticas y lineales sino que deberán ser flexibles para ajustarnos a las nuevas necesidades del mercado.
En este nuevo panorama, la marca personal se vuelve importante. El modo como interactuamos con otros en los diferentes entornos (familia, trabajo, amigos, etc.) determina la manera cómo los demás nos perciben. Gestionar esta percepción a fin de que coincida con nuestra realidad vital, con quién realmente somos, pasa por definir nuestra marca personal.
“La marca personal es la manera de clarificar y comunicar aquello que nos hace diferentes y especiales y de emplear esas cualidades para guiar nuestra carrera o tomar nuestras decisiones estratégicas. Se trata de comprender cuáles son los atributos – fortalezas, habilidades, valores y pasiones – que nos hacen únicos y de emplearlos para diferenciarnos de nuestros competidores y de nuestros iguales. En este sentido la marca personal consiste en comunicar de modo claro la promesa de valor única que ofrecemos a nuestra empresa o a nuestros clientes.
En un entorno laboral cada vez más inestable requiere que las personas definamos nuestros valores y los comuniquemos. Ya no basta con “ser conocido”: importa “ser conocido como” (como editor meticuloso, como comercial con iniciativa, etc.). La marca te permite singularizarte a los ojos de los demás.
Es importante distinguir que la marca personal no es igual a la reputación. Mi marca personal se basa en los valores que yo percibo en mí y en la manera en que creo que debo transmitirlos. Mi reputación depende de lo que los otros piensen de mí. Mi marca está en mis manos. Mi reputación, no; sin embargo, puedo influenciarla comunicando adecuadamente la marca.
Hola Alvaro,
ResponderEliminarBonita reflexión, yo también coincido plenamente contigo, mi marca está en mis manos, mi reputación no.
Un abrazo,
Marga Moya