domingo, 27 de febrero de 2011

Sin visión no hay entusiasmo

Charles Handy, ejecutivo de bastante éxito en el mundo de la industria como dirigente de la London Business School, como presidente de la Royal Society of the Arts y como autor y profesor mundialmente conocido, escribió en “The Hungry Spirit: Beyond Capitalism. A quest for purpose in the modern world”.

“Pasé la primera parte de mi vida tratando de ser otra persona. En la escuela quería ser un gran atleta, en la universidad un miembro admirado de la alta sociedad, luego un hombre de negocio y más tarde el director de una gran institución. Y aunque, de un modo u otro sabía que no estaba destinado a alcanzar este tipo de logros, ello no me impidió intentarlo y darme de cabeza, una y otra vez, contra el mismo muro.

El problema era que, al tratar de ser otra persona, me negaba la posibilidad de ser yo mismo. En esa época se trataba de una idea demasiado aterradora. Me bastaba con asumir pasivamente las convenciones de la época, valorando el éxito en términos de dinero y de estatus social, centrar toda mi atención en ascender en la escala social a pesar de los obstáculos que me ponían los demás y acumular cada vez más cosas y más relaciones, en lugar de buscar el modo de expresar mis propias creencias y mi propia personalidad.”

Establecer contacto con nuestro yo ideal consiste en visualizar la persona que a uno de gustaría ser, tanto a nivel personal como profesional. El hecho de conectar con los propios sueños libera pasión, entusiasmo y energía. No obstante, no debemos confundir nuestras expectativas con las de los demás.

Cuando un padre, una pareja, un jefe o un maestro nos dicen cómo debemos ser están dándonos su versión de nuestro yo ideal, una imagen que contribuye a configurar nuestro yo debería, es decir, la supuesta persona en la que deberíamos convertirnos.

Eso es precisamente, lo que ocurre cuando en el seno de una organización, las personas conciben el avance como una especie de “ascenso”, en lugar de reconocer que cada uno puede tener sus propios sueños y su propia definición del éxito.

Con el paso del tiempo, las personas acaban perdiendo el contacto con su yo ideal, su visión se torna confusa y pierden de vista sus sueños. Apremiados por la obligación de liquidar una hipoteca, sufragar la carrera universitaria de sus hijos o el deseo de mantener cierto estilo de vida, hay quien termina olvidando si el camino que ha emprendido le ayuda o no a alcanzar sus sueños, afectando a su entusiasmo.

Resulta muy fácil confundir el yo debería con el yo ideal y acabar siendo insincero con uno mismo. Por eso es muy importante que nos paremos a pensar sobre nuestros propios deseos, sobre nuestros propios sueños puesto que sin visión no hay entusiasmo.

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2 comentarios:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=HWS2RRvj82E

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  2. Buenos días.
    Estoy totalmente de acuerdo, creo que tomamos caminos muy influenciados por lo que esperan de nosotros los demás y no atendemos a lo que realmente queremos y deseamos. Lo resumiría con la frase de Nietzsche "llegar a ser lo que uno es", y para ello hay que conocerse muy bien, como decían los griegos "conócete a ti mismo". Gracias por tu post. Un saludo.

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