lunes, 1 de noviembre de 2010

Eres quien crees que eres

¿Cómo podemos decir que hemos vivido plenamente todos los días si sólo experimentamos las mismas emociones las que tenemos adición diaria? Lo que en realidad decimos es: tengo que confirmar quien soy y cuál es mi personalidad (tengo que hacer esto…tengo que ir allí, tengo que…). “Un maestro es alguien completamente distinto. Es alguien que ve el día como una oportunidad en el tiempo de crear avenidas de realidad y emociones venideras / realidades venideras que convierte el día en una fertilización de infinitos mañanas.”


Hay un lugar en el cerebro llamado hipotálamo. El hipotálamo es como una mini fábrica. Es un lugar en el que se reúnen determinadas sustancias químicas que se corresponden con determinadas emociones que experimentamos. Dichas sustancias se llaman péptidos. Son pequeñas cadenas de aminoácidos. Hay sustancias químicas para el enfado, la tristeza, el sentirse víctima, la lujuria. Una para cada estado emocional que sentimos. En el momento en que experimentamos un estado emocional, el hipotálamos ensambla el péptido y luego lo suelta por la glándula pituitaria en el flujo sanguíneo.

Cuando llega a la sangre sigue su camino hasta distintos centros o distintas partes del cuerpo. Cada célula del cuerpo, tiene receptores en el exterior. Una célula puede tener miles de receptores estudiando su superficie, abriéndose al mundo exterior de alguna forma. Cuando un péptido atraca en una célula, como si fuese una llave que se mete en una cerradura, manda una señal a la célula.

Piense en un motivo por el que estar confundido, por el que estar triste, por el que sufrir y el cuerpo empezará a decirle al cerebro que no le llegan las dosis químicas necesarias, que sus necesidades no se cubren. Entonces el cerebro se activará y buscará una situación del pasado y transmitirá imágenes al lóbulo frontal. Por tanto, debemos pensar en motivos por los que estar felices, contentos, optimistas, enérgicos.

Las órdenes las da el cerebro basándose en las experiencias y la información que hemos registrado. Para la vida, usamos una determinada caja de instrucciones que provoca que la química entre y reaccione. En consecuencia, para que podamos cambiar la química, tenemos que transformar la red neuronal, lo que significa que tenemos que cambiar nuestra identidad, cambiar de actitud o cambiar la manera cómo interactuamos con el entorno.

Cambiar significa que debemos abandonar nuestro viejo yo. Significa que durante un rato, tenemos que dejar nuestra identidad atrás y hacer conjeturas sobre quienes podríamos ser. Cambiar significa modificar nuestro comportamiento lo suficiente para que sea algo permanente. Si no podemos controlar un estado emocional es que somos adictos a él. Los estímulos y reacciones producen una química que nublan nuestro poder de decisión.

Si bombardeamos la célula con la misma actitud y la misma sustancia química una y otra vez todos los días, cuando esa célula decide dividirse, la célula nueva, tendrá más receptores para esos neuropéptidos emocionales concretos y menos receptores para las vitaminas, los minerales, los nutrientes, etc, una de las causas del envejecimiento.

La vida nos es más que una página en blanco en un libro enorme en el que siempre seremos quienes somos pero siempre con la necesidad inherente de una búsqueda ambiciosa, una búsqueda que nos lleva del aburrido tedio del auto-odio a la auto-creación de nuevos sueños. Somos Dioses ambiciosos.

El conocimiento permite que el cerebro empiece a conectarse y comience a ver lo que siempre ha existido. Como vivimos en programas rutinarios, automáticos, no somos capaces de ver porque sólo utilizamos la mente para lo conocido. El conocimiento significa aprender cosas nuevas lo que significa recopilar información y crear un sistema de circuitos para empezar a desarrollar la capacidad de “comenzar a ver cosas por vez primera”.

“Si uno hace el esfuerzo en diseñar una nueva vida y lo convierte en lo más importante y dedica tiempo diariamente a alimentar eso igual que un jardinero una semilla, producirá fruto”.

1 comentario:

  1. Hola Alvaro,

    Saber vivir es de lo que se trata. Sin duda, hay muchas formas de vivir. Encontrar caminos agradables que nos dirijan a donde queramos y después analizarlos, hasta comprenderlos, para seguir caminando, esa es también la experiencia.

    Un abrazo,
    Marga Moya

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